Cada día, a la vista de todos, una veintena de comerciantes lucran con la compra y venta de todo tipo celulares, cámaras y filmadoras que en su mayoría son robados en el área metropolitana. Se estima que por mes en menos de 70 metros el negocio mueve unos G. 300 millones sin ningún tipo de control. “Siempre fue el lugar clave. Los ladrones se van y llegan como cualquier otro comprador y venden los objetos robados”, planteó el suboficial Juan Carlos Portillo de la Comisaría 3ª Metropolitana.
Esta postura es compartida por un ex director del populoso lugar: “El boom de los celulares arrancó en el 2000 y desde ahí fue en aumento. Primero, los celulares de dudoso origen estuvieron en las vidrieras; luego, tras los controles, los puestos se fueron ubicando en las veredas, alrededor de las galerías”, relató Miguel Kurita.
El lugar en cuestión está ubicado sobre la calle 9 de Marzo, entre Mayor Fleitas y Gral. Aquino, frente a la galería San Miguel, en la zona del Mercado 4.
El paisaje lo componen precarias casillas con mesas y vidrieras donde se exponen todo tipo de teléfonos, desde el Nokia 1100, que se consigue desde G. 80.000, pasando por varios modelos que incluyen cámaras y reproductores de música.
Sin control alguno
“¿Querés vender tu celular?”, pregona un vendedor sin importarle la procedencia del artefacto. El hombre habla rápido, le gusta cerrar ventas en un parpadeo y desconfía a la quinta pregunta sobre el producto.
El acceso al lugar es fácil y las compras y ventas se hacen en la vía pública. En el sitio, según el suboficial Portillo, los motobandis, pirañitas y cualquier persona que haya robado un celular tiene asegurada la venta del objeto hurtado.
Nadie ejerce control alguno sobre este negocio. Un comprador dijo a ABC que no le importaba que el teléfono fuera robado, lo que importa es el precio.
En el Mercado un teléfono que cuesta G. 800.000 puede ser adquirido por G. 450.000. Lógicamente, los vendedores adquieren un artefacto por G. 200.000 y lo venden a G. 350.000 y G. 400.000, dependiendo de la cara del cliente.
Otro fuerte del negocio son los desbloqueos de celulares que en su mayoría fueron sustraídos.
Cada desbloqueo cuesta de G. 50.000 en adelante. Se estima que cada puesto realiza entre 6 a 8 desbloqueos diarios.
Según la propietaria de un local legal de ventas de celulares, la ganancia por vender estos artefactos ilegales, en un mes, ronda los G. 10 millones.
Aseguró que los vendedores callejeros mueven más dinero por la excelente ubicación que tienen. Planteó que la veintena de casillas pueden mover fácilmente los G. 300 millones por mes.
La mayoría de los vendedores carecen de licencia para realizar este tipo de actividades.
Es una garantía para los ladrones
Cada día se registran entre 7 y 8 denuncias de teléfonos robados.
En el año 2009 se registraron 2.495 teléfonos robados a nivel país. El año pasado, hasta el mes de octubre, los datos de la Policía Nacional hablan de 2.387 teléfonos robados, pero sin dudas la cantidad se acercará a los 3.000 cuando se sumen los robos de noviembre y diciembre, explicó Rufino Sanabria, jefe de Estadística de la Policía.
En el 2010 ingresaron al país la gran cantidad de 12 millones de celulares, según los datos de Aduanas. Hay dos celulares por cada habitante y en cada robo lo primero que piden los ladrones es el teléfono.
El 80% de los robos se dan en la capital y el área metropolitana y el 90% de los teléfonos no son recuperados por sus dueños y van parar a lugares sin control como el Mercado 4.
Celulares usados son vendidos como nuevos |
“No se los puede desalojar porque tienen un recurso de amparo que data de 2007, aproximadamente”, dijo el Dr. Bernardo Bogado, actual director del populoso Mercado 4, al ser consultado sobre la posibilidad de que la Comuna desaloje a los vendedores que están en forma irregular.
Bogado dijo que solicitaron a la Dirección de Asuntos Jurídicos de la Municipalidad de Asunción, que con la mayor celeridad posible, provea los datos para saber la actual situación legal de los vendedores, ya que los mismos están envueltos en una acción judicial con la Galería San Miguel, que los demandó en el 2007.
Por su parte, Wilson Agüero, de protección al consumidor del Ministerio de Industria y Comercio, aconsejó a las personas a no comprar teléfonos y otros artefactos de lugares que no ofrecen ningún tipo de garantía.
Dijo que el MIC tiene denuncias de consumidores que fueron engañados al comprar un celular. “Muchas veces en las galerías y en otras casas comerciales se venden como artefactos nuevos celulares que son usados, pero que fueron reparados, eso es un engaño”, relató.
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