sábado, 9 de julio de 2011

TODOS SOMOS TROTTE (ABC COLOR)

Yo opté por llamarlo lo que consta mas arriba. Quizás porque en cierta manera, muchos son los culpables de los “Trottes” que abundan en nuestro país.  Para entender esto hay que analizar un poco su historia y como se venia anunciando lo que finalmente, trágicamente, sucedió.


Adolfo Trotte venia anunciado a los gritos el brutal desenlace de su vida, desde hace mucho tiempo. Pero muchos que lo conocían y veían claramente el derrotero por al cual enfilaba, optaron por simplemente ignorarlo. 


Ya cuando tenia aquella playa "Paolo" sobre Eusebio Ayala casi República Argentina, allá por el año 2000, sus episodios de violencia finalmente hartaron a sus socios comerciales, un tal Bareiro y su hermano Christian hasta que el negocio se tuvo que disolver.


Se cuenta que una vez un cliente volvió a la playa para reclamarle que le faltaba el auxilio de un vehículo que había comprado y cuando los primeros argumentos poco amables no resultaron, el chico Trotte recurrió al eficaz argumento de desenfundar una nueve milímetros para zanjar la disputa. 


Pero eso solo sorprendió al cliente, porque sus socios ya sabían que ese tipo de gesto era común en la personalidad de su temperamental socio. Más tarde, el prepotente personaje relató el incidente a quienes le quisieron escuchar, para mucha risa y festejo de su audiencia.


Un "personaje" este chico Adolfo. ¿Alguien censuró o aunque sea fraternalmente observó al perpetrador lo serio de la barbaridad que había cometido? No, ni mucho menos. 


La victima, quien prontamente denunció el hecho a la comisaria mas cercana, relata que los policías, ya conocedores del personaje Trotte, se miraron y se sonrieron, como si fuera que el truhán era simplemente un chico travieso que había levantado la falda de alguna incauta.  Por supuesto, la denuncia no pasó de la comisaria, porque finalmente, Trotte era un “amigo” de los uniformados.  


El 3 de abril de 2011, Trotte protagonizó un incidente típico de su carácter, al amenazar con un arma de fuego a un pobre portero de la Villa Olimpia, simplemente porque el señor, cumpliendo ordenes, no le permitía el acceso a dicha localidad.


A punta de pistola, consiguió su ingreso al local solo para entrar a conversar con algunas personas y luego retirarse.


El chiste le costó que la Comisión Directiva en pleno del Olimpia tomara la decisión de denunciarlo por amenaza y violación de domicilio. Trotte respondió contra-querellando y luego la cuestión quedó en el opareí. 


Adolfo Trotte propinó tal golpiza a su esposa, que la misma tuvo que trasladarse a la ciudad de Pilar y permanecer allí por 2 meses, hasta que los rastros de la golpiza que le desfiguró la cara finalmente desaparecieron. 


En el año 1993, según consta en sendos expedientes judiciales de un caso en el cual fue sobreseído, un joven Adolfo Trotte en compañía de 2 "amigos". Embaucaron a una jovencita del Nacional de Niñas para que la misma subiese a un auto que supuestamente la llevaría a su casa, pero que raudamente partió en dirección opuesta donde los tres la violaron salvajemente. 


Pero Adolfo Trotte era un personaje que tenia un arrastre popular.  Nos guste o no, era y es muy apreciado por los miembros de la barra brava, para quien representa todos las "virtudes" que debe tener un líder de ese tipo: audaz, desbocado, violento, atropellador.


Así es que los episodios que protagonizaba, si bien al margen de la ley o abiertamente ilegales, eran simplemente pintorescas e inspiradoras "hazañas" de un "caudillo popular", digno de imitarse.


Y lamentablemente quien mejor le imitó fue su hijo, quien remedando la actitud de su padre, no solamente cultivó un carácter violento muy similar al de su progenitor, hasta el punto de -según varias fuentes- llevar la imitación al extremo de golpear a su misma madre.


Según se escucha cada vez con mas fuerza (y es algo difícil de creer) las golpizas que su padre propinaba a su madre, no solamente eran conocidas, pero eran apoyadas por su hijo al punto de haber participado en algunas.


Pero lo mas curiosa de esta retorcida historia, es que a pesar de todo esto, el flamente presidente del Olimpia, Marcelo Recanate, lo nombra “enlace con el plantel de fútbol” y le otorga un jugoso salario que llega a cerca de 30.000.000 millones de guaraníes.


Evidentemente, el muchacho Trotte era útil para algo. Es decir, Adolfito habrá llegado a la conclusión de que todo lo que hacia estaba bien, porque finalmente, le proporcionaba un jugoso salario.


Por eso es que digo que "todos somos Trotte".  Porque somo una sociedad que apaña, o por lo menos da un guiño, a este tipo de cosas. La violencia contra la mujer, cuando no se aplaude, simplemente se ignora.  


Los personajes como Trotte, que hacen un medio de vida del actuar prepotente, al margen de la ley, armando escándalo donde pueden, porque su actitud inspira a sus seguidores a generar mas violencia (porque finalmente calmados no sirven para "barras bravas"), prosperan porque los clubes y la sociedad que está detrás de los clubes, los apoya.


Los “Trottes del Paraguay” hacen el trabajo sucio de manejar a los marginales y desubicados que conforman estas "barras bravas", sin las cuales parece que los clubes no pueden prosperar.  


La prueba esta en que el mismo Recanate, en vez de meterle un punta pie al personaje este que había sido querellado por el mismo club, al contrario, lo premia con un fastuoso salario. Y en el entuerto participan las mismas autoridades, que con dolo y a sabiendas de que Trotte era un tipo de peligro, le dan casi carta blanca para hacer lo que se le antoje (como fue en el caso del incidente de la playa de venta de vehículos), y toman las denuncias contra el a la ligera, como si el gángster este fuese simplemente un personaje inofensivo. 


Aquí, la rastra de culpables es una lista que va creciendo.  Desde la propia madre que sabiendo perfectamente lo que sucedía no lo denunció a las autoridades, pasando por la policía que lo apañaba y que ni curso le dio a la denuncia que la tía presentó días antes, el hijo que por lo menos debía haber auxiliado a su madre que lo necesitaba (si no es cómplice directo), hasta los directivos del Olimpia que seguían empleando a alguien con frondosos antecedentes de varios crímenes, incluyendo violación de una menor.


Y finalmente, una sociedad que sigue consintiendo la conducta violenta, agresiva y antisocial de tipos como Trotte, que en su vivir cotidiano, no encuentran ningún reproche en sus deleznables actitudes.  


Por eso es que todos somos cómplices, todos somos Trotte.


Luis Villamayor (abc color)

0 comentarios:

Publicar un comentario

ESPACIO PUBLICITARIO